Utilizamos mucha energía y nuestra necesidad de ella crece rápidamente. En parte, esto se debe a que la población mundial es muy grande: 7.400 millones de personas y una velocidad de crecimiento de 219.000 personas al días. Hay costumbres que ya no son funcionales, como las de talar una docena de árboles para construir una casa, despoblar un campo para mantener una vaca, quemar carbón para calentar una habitación o cocinar alimentos e incluso la de utilizar un automóvil para trasladar a una sola persona a su lugar de trabajo. Más gente, hogares, automóviles y fábricas significan mayor cantidad de emisiones de dióxido de carbono. Esto implica que el problema sigue creciendo a un ritmo más rápido del que podemos compensar, porque mientras algunas personas están intentando reducir su consumo de energía, otras consumen cada vez más. Así, por ejemplo, se prevé que la producción de electricidad, por ejemplo, se haya duplicado en 2020, cuadruplicado en 2060 y quintuplicado en 2100.
Sin embargo, las crecientes demandas de energía del mundo se deben a otras causas además de al aumento de la población. Las sociedades de los países industrializados están basadas en la producción y el consumo de cada vez más cantidad de bienes, aun cuando está claro que los recursos del planeta son limitados. Todos los objetos de nuestra vida cotidiana deben ser fabricados, transportados, utilizados y desechados, y cada una de esas fases necesita energía. Consumimos cosas, nos deshacemos de ellas, las reemplazamos, las multiplicamos. Y no solo cosas que necesitamos, sino cosas que deseamos, como un nuevo abrigo, una casa más grande, un coche mejor, un equipo informático más potente o un aparato de música más moderno. Nunca es suficiente porque siempre habrá un modelo mejor o más sofisticado, un nuevo invento.
Los fabricantes de automóviles saben que los vehículos pesados contribuyen directamente al aumento de gases de invernadero por que consumen mucho combustible, pero los fabrican por que la gente los compra. Hay quienes sostienen que no deberían ser ellos los que sufren por el clima esté cambiando.No fueron ellos los que causaron el calentamiento global a través de la quema de combustibles fosiles. Seguramente los países ricos el 20% de la población mundial que usa el 80% de los recursos mundiales, deberían pagar por el daño que han ocasionando, así como también reducir su uso de la energía, hasta que los países en vías de desarrollo los alcancen.
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