Los
humanos lo usamos para producir, entre otras cosas, hemoglobina y mioglobina,
proteínas que ayudan a almacenar y transportar oxígeno a todo el cuerpo.
Nuestras
provisiones de hierro necesitan reponerse a menudo mediante la comida. La
carne, el pescado, la yema de huevo, los frijoles, los frutos secos y los
vegetales color verde oscuro son buenas Fuentes del mineral. Podemos aumentar
su consumo cocinando En un sartén de hierro: Así la comida contendrá diminutas
piezas del recipiente. Otra opción son los complementos, que, como su nombre lo
indica, aporta una dosis adicional si es necesario; no representan un
sustituto.
Hay
dos tipos de hierro alimenticio: Hemínico (sólo presente en la carne) y no
hemínico (se encuentra en animales y vegetales). El cuerpo absorbe bien El
primero, afirma un científico miembro de la unidad de nutrición de la autoridad
Europea de seguridad alimentaria. En el aprovechamiento del no hemínico, por el
contrario, mucho las interacciones con otros componentes alimenticios. Por
ejemplo, el tejido muscular de la carne o los comestibles ricos en vitamina C,
cómo naranjas o tomates, bueno mentar su absorción.
Qué
organismo mantiene reserva del mineral. Sin embargo, la ingesta o absorción
deficiente durante mucho tiempo puede provocar anemia, falta de glóbulos rojos
saludables que transportan el oxígeno. Los posibles síntomas incluyen fatiga,
dificultad para respirar, escalofríos, dolor de cabeza, irritabilidad, mareos o
palidez. Es importante tratar la anemia ferropénica se diagnostica con una
prueba de sangre, ya que puede provocar cardiopatías a largo plazo.
Esto
puede ser incluso señal de una condición subyacente como la celiaquía, la
enfermedad inflamatoria intestinal o el cáncer colorrectal. Como el hierro está
en la sangre, pueden aumentar los riesgos para las mujeres durante el periodo
menstrual y para los donadores de sangre habituales.
A
menos que se rebase por mucho la dosis de complementos recomendada, improbable
ingerir demasiado hierro, ser que se parezca hemocromatosis, un trastorno
genético que afecta a más de una de cada 200 personas del norte de Europa. Este
mal fomenta su absorción excesiva y causa molestias como fatiga y dolor
articular y estomacal. Si no se atiende, la hemocromatosis puede provocar
graves problemas cardíacos o hígado; pero bajo un tratamiento adecuado, con una
dieta baja en hierro o extracciones de sangre regulares, no tiene porqué
representar un problema.
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