LA MUERTE DE BRUCE LEE


El 20 de julio de 1973 Bruce Lee, a los 32 años de edad, dejó de existir. Ese día estaba en Knowloon, Hoon Kong, en casa de la actriz taiwanesa Betty Ting Pei, preparando el guión de su próxima pelicula, juego con la muerte, con ella y con el productor Raymond Chow. Después que este se ausentó para cumplir un compromiso social al que también tenía pensado acudir a Bruce, hacia las 19:30.


según relató la actriz, le sobrevino un repentino dolor de cabeza, para lo cual le suministró u analgésico, «Equagesic», con el que se fue a la cama a ver si se le pasaba. A continuación, entró en un sueño del que ya no despertó. Eran más de las 21 horas cuando Chow telefoneó a Betty extrañado por la ausencia de Lee a la cena que tenían con George Lazenby, un actor, dos veces 007, al que pensaban proponer la participación en el film que tenían entre manos. Ella le comentó que estaba descansando y no se atrevía a molestarle. Extrañada, no obstante, intentó despertar al actor pero este no respondía. Llamó entonces al servicio médico y el facultativo que se personó en el domicilio en escasos diez minutos, comprobó que Bruce se hallaba en parada cardíaca, por lo que avisó a una ambulancia, que le trasladó al Hospital Queen Elisabeth, donde fue imposible reanimarle a pesar de los masajes, la inyección cardíaca y las descargas eléctricas. Bruce Lee había fallecido; eran las dos de la madrugada. Fue enterrado en el Lake View Cemetery de la ciudad de Seattle, donde vivía. La ceremonia de las especulaciones, muerte natural o asesinato, comenzó a organizarse. La versión oficial, basada en las investigaciones realizadas en Hong Kong por un grupo de expertos, concluyó que la muerte había tenido lugar al producirse en su cerebro una reacción de hipersensibilidad al analgésico que había tomado, dándose como causa oficial del deceso un edema cerebral masivo intracraneal. Pero esas conclusiones no satisficieron a todos. Se habló de sobre-dosis de drogas o envenenamiento, de que había muerto en una pelea, incluso circuló la peregrina idea de que fue asesinado por desvelar y difundir en Occidente secretos sobre las artes marciales orientales, que había conocido a lo largo de la preparación del rodaje de sus películas. El dinero de la póliza de seguros entró en juego. Y en ella se estipulaba que la indemnización no tendría efecto si la muerte se producía por consumo de drogas o estupefacientes de cualquier tipo. De ahí que los beneficiarios, su esposa Linda Lee y Raymond Chow, colaboraran en la difusión de una muerte causada por hipersensibilidad a un fármaco en principio inofensivo. También lo hizo el Gobierno chino,que no quería dejar una huella sucia en la des-aparición de este mundo de su héroe nacional en el campo del espectáculo. Lo cierto es que Bruce Lee ya había tenido más de un aviso por su afición al consumo de sustancias, aunque no por vicio, sino para los tremendos dolores de espalda que sufría desde le accidente con unos de los aparatos del gimnasio donde se preparaba.


Desde entonces, ejecutar movimientos marciales bruscos, como los que tenía que llevar a cabo en cualquiera de sus películas -Dragón, la historia de Bruce Lee, Operación Dragón, estrenada a título postumo Juego con la Muerte, que no se llegó a realizarle exigía ingerir calmantes para no estallar de dolor y, poco a poco, tuvo que ir adentrándose en el consumo de estupefacientes. Ya en mayo de ese mismo año, el consumo excesivo de estas sustancias le había producido un ataque epiléptico acompañado de vómitos y mareos cuando se hallaba en los estudios de la Golden Harvest, en Hong Kong, durante una pausa en el doblaje de su película Operación Dragón, por lo que hubo que ser llevado al Hospital Baptista, donde le conectaron la respiración artificial. En principio, el Dr. Woo, que le atendió, no pudo establecer la causa de la inflamación cerebral que presentaba el actor, pero los análisis detectaron que había ingerido hachís en altas cantidades y su especial hipersensibilidad a esa droga le había ocasionado la grave crisis con la que fue ingresado. Advertido por los doctores de los peligros que corría si continuaba consumiendo sustancias de este tipo, según unos, animado a tenor del extraordinario físico que mantenía por el médico que le examinó en Los Ángeles, según otros, una vez recuperado, decidió seguir tentando a la muerte y esta le esperó, con los mismos síntomas, escasamente dos meses y medio más tarde. Bruce, que había sido una leyenda ya en su corta vida, continúa siéndolo al cabo de más de cuarenta años después de su muerte. Para alimentarla, su hijo Brandon, que también fue actor,perdió la vida de manera sospechosa veinte años más tarde que su padre: una bala real disparada por el actor Michael Massee durante el rodaje de la película El Cuervo, que alguien pudo poner entre las de fogueo en el tambor de un revólver Magnum del calibre 44. Faltaba no mucho más de una semana para la finalización de aquel rodaje que desde el principio no había tenido más que sucesos extraños: un carpintero electrocutado mientras montaba los decorados, un accidente de tráfico que estuvo a punto de acabar con la vida de un publicista... Y es que la sombra de los enigmas siempre es alargada. 



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