Durante los últimos 150 años, a medida que el mundo se ha industrializado, la gente ha venido quemando cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles que contiene carbono (Carbón, petróleo, y gas natural). Al hacerlo se libera en la atmósfera dióxido de carbono que atrapa el calor y hace que la temperatura atmosférica se incremente. Al mismo tiempo, hemos talado los bosques de la Tierra, bosques que absorben dióxido de carbono de la atmósfera y lo almacenan en sus hojas y cortezas.
Más de la mitad de los bosques del mundo se ha talado en los últimos 8.000 años y cada año un área boscosa más grande que Uruguay es destruida. Todos los días quemamos tales cantidades de combustibles fósiles que el carbono que ha estado almacenado en el subsuelo durante millones de años regresa a la atmósfera en el lapso de unos pocos siglos. Hoy hay un 30% más dióxido de carbono en la atmósfera del que había hace 250 años.
Los países que más contaminan son Estados Unidos, y China con mayores emisiones. Un ciudadano Estadounidense consume media seis veces más energía que un ciudadano del resto del planeta. Pero la atmósfera no tiene fronteras, y lo que entra en ella por una parte del globo, rápidamente nos afecta a todos. Los fenómenos naturales no son los responsables de la rapidez y extensión del calentamiento actual. Los científicos estiman que estas fuerzas naturales han contribuido con solo una cuarta parte del total del calentamiento que tuvo lugar en el siglo XX, el resto es culpa del ser humano. De manera que si fuimos nosotros los que causamos el problema, tiene sentido que seamos nosotros quien los arreglemos.
El calentamiento global ha sido considerado el mayor reto que ha tenido la humanidad. Sin embargo los dirigentes políticos y empresariales del mundo parecen estar perdiendo mucho tiempo buscando razones para no actuar. Algunos dicen que afrontar el problema ocasionaría un desastre económico. Otros sostienen que podremos adaptarnos a los cambios, que las nuevas tecnologías nos salvarán, o que, al menos, los más inteligentes y ricos sobrevivirán. Y la verdad es que los políticos y empresarios que están tomando decisiones sobre el calentamiento global habrán fallecido dentro de 50 años, y serán los jóvenes y sus hijos los que tengan enfrentarse al desastre.
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