La estrella, que anualmente brota como
una nova, ha dejado atrás una de las nubes más grandes de escombros estelares
jamás observada. Y aún no está hecho.
Los astrónomos han
descubierto una estrella en la galaxia de Andrómeda que ha estado haciendo
erupción regularmente durante los últimos millones de años, dejando atrás uno
de los mayores depósitos de material expulsado que los científicos han visto.
La nueva investigación,
que se publicó el mes pasado en la revista Nature, no solo marca el primer
descubrimiento de un súper-remanente en otra galaxia, sino que también allana
el camino para detectar una población potencialmente masiva de estrellas que
explotan repetidamente, llamadas novas recurrentes, lo que puede ayudar a
arrojar luz sobre cómo el universo ha cambiado con el tiempo.
La estrella
responsable de este remanente expansivo, que se extiende a lo largo de 400 años
luz, es en realidad uno de los tipos de estrellas más diminutos: una enana
blanca. Estos cadáveres estelares se dejan atrás después de que una pequeña
estrella muere y se desprenda de sus capas externas, dejando solo su núcleo
denso.
Mientras la enana blanca y su estrella compañera
cercana se orbitan entre sí, la enana blanca extrae rápidamente hidrógeno de su
compañero. A medida que este combustible de hidrógeno no gastado llega a la
superficie, se calienta y se comprime gracias al intenso tirón gravitatorio de
la enana blanca. Eventualmente, el hidrógeno alcanza un punto de ruptura y se
fusiona espontáneamente para crear helio, lo que resulta en una poderosa
explosión en la superficie que llamamos nova.


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